El Corazón de Sanur: Explorando la Nostalgia y el Humor a Orillas del Mar

BOYS FOR RENT, SANUR BEACH

A sólo unos pasos del área de conservación de tortugas en la playa de Sindhu, en Sanur, justo antes de llegar al relajado restaurante Soul on the Beach, hay un pequeño rincón de renta de tablas que fácilmente podrías pasar por alto... a menos que estés atento. Por suerte, yo lo estaba.

Entre las filas de warungs y restaurantes con sombra y la brisa salada del mar, una tabla de surf muy particular llamó mi atención. Estaba clavada en la arena como si fuera un letrero improvisado, ofreciendo clases de surf, tablas de paddle, canoas y, con todo el humor del mundo, “BOYS FOR RENT.” Todo el conjunto, letras de colores, una muñeca Barbie colgada arriba, y una flor pintada a mano en el centro,, no intentaba ser perfecto ni elegante. Pero era auténtico, juguetón y con mucha personalidad. Justo ese tipo de humor que le da alma a Bali.

La persona que escribió esto tiene un sentido del humor hermoso, y de inmediato me transportó al Bali de antes: cálido, divertido y acogedor. Ese Bali donde la gente no se tomaba todo tan en serio, donde la amabilidad era natural y la creatividad se veía en los pequeños detalles.

Este tipo de cosas es lo que le da vida a un lugar. Esa tabla no era solo un anuncio, era una historia. Un pedazo de humor. Un recordatorio de la gente buena onda que le da encanto y alma a la costa de Sanur.

Sanur, especialmente por la zona de Sindhu Beach, tiene una energía muy diferente a las partes más movidas de la isla. Es más lento, más tranquilo, con aguas calmadas y familias disfrutando del amanecer. Desde temprano, gente caminando o en bici por el paseo costero que pasa templos, cafés playeros y pescadores preparando sus barcas. Y ahí, entre todo eso, momentos como este, sorpresivos y llenos de corazón,,,me recuerdan por qué siempre llevo mi cámara conmigo.

Tomé esta foto no solo por lo gracioso, sino por lo que me hizo sentir. Como un guiño de la propia Bali, recordándome que la alegría muchas veces está en los rincones más simples y sin pulir. Y sinceramente, esa es la belleza que más vale la pena capturar.